La historia de la marca La Semilla es, en su esencia, una historia de amor. Los fundadores y propietarios, se conocieron hace muchos años mientras trabajaban en la ciudad de Nueva York y fue amor a primera vista. Desde el principio de su relación, soñaban con ser dueños de un hotel un día – una pequeña propiedad cerca del mar. Durante los viajes como pareja por todo el mundo, ellos siempre guardaban datos que admiraban de lugares que visitaban: recuerdos, fotografías y revistas llenas de notas con al excusa de que servirían como inspiración si algún día abrían su hotel. Ella, de nacionalidad mexicana, quería regresar a su país, y sin muchos problemas convenció a su pareja de ir a la Riviera Maya. Ya instalados en Playa del Carmen, ambos continuaron trabajando en exclusivos hoteles por varios años hasta que un día supieron que había llegado el momento de tomar un riesgo y empezar a cumplir su sueño de convertirse en emprendedores y propietarios de su hotel.
Una vez encontraron el lugar perfecto donde sería su hotel, les tardó un año en poder restaurar y redecorar la propiedad. En el 2013, su sueño se convirtió en realidad con la apertura del Hotel La Semilla en Playa del Carmen. El hotel es un lugar mágico lleno del amor, cuidado, respeto por la naturaleza y mucha dedicación que la pareja pone. No es raro ver al propietario durante el desayuno conversando con los clientes ayudándolos o recomendando lugares por visitar. La propiedad pronto se convirtió en un refugio para los viajeros que buscan un estilo único, diferente, auténtico y romántico para relajarse y explorar la Península de Yucatán. Para los dueños todo se trata de brindar un servicio de calidad, por eso después de tan sólo 2 años de abrir Hotel La Semilla, comenzaron a pensar en poder tener una propiedad que complemente la del hotel y que ofrezca algo completamente único y privado. ¿El resultado? Villa La Semilla, una villa enclavada en la playa de la Bahía de Soliman en Tulum, un lugar que la pareja aprecia mucho. Es un lugar donde uno puede desconectar por completo de la rutina diaria y volver a conectar con la naturaleza y los seres queridos. La villa ofrece una experiencia íntima de un hogar exclusivo con todas las comodidades de un hotel boutique.
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